¿Interesa invertir en criptomonedas? Cómo encontrar rentabilidad más allá de bitcoin
Invertir en criptomonedas se ha convertido en la puerta de entrada al mundo de las finanzas para muchos jóvenes. Desde preuniversitarios a treintañeros -e incluso ahorradores más talluditos y experimentados- han visto en ellas una opción seductora, una aparente veta de dinero fácil y rápido. Sus principales reclamos son el bajo ticket de entrada, las promesas de suculentas rentabilidades y su carácter disruptivo respecto a los productos de ahorro tradicionales de las entidades financieras.
Virtuales y descentralizadas
La prehistoria de estas divisas virtuales y descentralizadas se remonta a 1983, cuando el inventor estadounidense David Chaum concibió un sistema criptográfico monetario electrónico denominado eCash. A ese primer protocriptoactivo le fueron sucediendo otras tecnologías y sistemas de dinero P2P hasta que, en en 2009, nació el bitcoin. Satoshi Nakamoto es el pseudónimo bajo el que se esconde el desarrollador o grupo de desarrolladores de esta criptomoneda pionera. Después fueron apareciendo otras con desigual éxito: ethereum, dogecoin, cardano, terra, binance coin, tether, solana… y un largo etcétera en el que abundan muchas alternativas de efímera vida ya abandonadas o inactivas. Las más conocidas movieron el año pasado una capitalización cercana a los tres billones de euros y en el El Salvador ya las aceptan como moneda de intercambio real.
La popularidad ha crecido exponencialmente en los últimos años, acelerada por los testimonios de llamativas ganancias que muchos internautas proclaman haber obtenido gracias a invertir en criptomonedas. O, más exactamente, gracias a haber acertado en el timing para comprar y vender aprovechando los pronunciados dientes de sierra que dibujan las gráficas de sus cotizaciones. Conviene no dejarse deslumbrar por el fulgor de sus porcentajes y números. Apostar por esos activos ahora puede suponer grandes riesgos y pérdida de dinero si no se valoran detenidamente sus desventajas.
Para el inversor que se acerca a este mundo por primera vez, guiado por los miles de gurús y remedos del ‘Lobo de Wall Street’ que han aflorado en Red, no tener en cuenta los riesgos de este dinero virtual puede traducirse en un considerable roto financiero. Invertir en criptomonedas no es para todos sino para perfiles muy específicos.
Alta volatilidad
El precio alcanzado por algunas de estas criptomonedas ha alcanzado récords en sus que han hecho ganar mucho dinero a quienes fueron capaces de adelantarse a todos. Sin embargo, igual que han demostrado que pueden dispararse, son capaces de desplomarse de un plumazo. «Carecen de valor intrínseco, convirtiéndose en inversiones altamente especulativas», advierte la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en un documento en el que remarca que «no pueden considerarse un buen depósito de valor ni una unidad de cuenta estable».
La volatilidad no es la misma en todas sus versiones y se reduce considerablemente con las stablecoins, pero ni siquiera todas las de ese tipo están basadas en monedas fiduciarias o un producto como el oro.

Falta de regulación
Por su propia idiosincrasia, las criptomonedas no dependen de ningún banco central. Eso no significa ni mucho menos que invertir en criptomonedas sea ilegal salvo en determinados países, pero no están respaldadas por ninguna institución financiera. Es una vulnerabilidad extra para los usuarios ante posibles colapsos. El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, manifestaba recientemente en el Foro de El Español que «las autoridades públicas estamos obligadas a intensificar el seguimiento, la regulación y la supervisión de este mercado».
Actualmente, en las legislaciones nacionales hay algunas regulaciones específicas sobre este sector, generalmente relacionadas con el control de la evasión fiscal o el blanqueo de capitales, pero no normas generales ni exhaustivas sobre invertir en criptomonedas. La Comisión Europea acaba de publicar un borrador de su reglamento “MiCA” (Markets in Crypto Assets, por sus siglas en inglés), que traza las líneas maestras que deberá seguir el mercado europeo de criptoactivos en el futuro. Está todavía sujeto a cambios y las previsiones apuntan que no entrará en vigor hasta 2024.
Futuro incierto
Las posibles restricciones normativas que se otean en el horizonte, así como en la imprevisibilidad evolución de precios desaconsejan esta alternativa para quienes piensen a largo plazo y busquen opciones que garanticen un colchón financiero para el día de mañana.
Seguridad
Las transacciones son irreversibles. Un error a la hora de hacer un pago conlleva la pérdida de dinero, y la imposibilidad de poder gestionar una devolución. Cualquier equivocación al invertir en criptomonedas la hora de poner un número de cuenta, por ejemplo, puede generar un disgusto importante.
Cada usuario cuenta con una wallet personal donde guarda sus criptomonedas. La pérdida irrecuperable de las claves de esta cartera, o una caída permanente del servidor que las aloja puede tener como consecuencias la pérdida definitiva de todos los activos, sin seguros y sin posibilidad de poder recuperarlas.

La exposición a estafas no se diluye por la tecnología blockhain. Los amantes de lo ajeno cada vez buscan métodos más sofisticados para extraer los datos personales de las cuentas de quienes tienen criptomonedas. Con un click equivocado en una campaña de phishing, por ejemplo, un cracker tendrá la oportunidad de hacerse con las claves necesarias para hacerse con las criptomonedas adquiridas.
Alternativas: depósitos y robo-advisors
La buena noticia es que hay vida más allá de las criptomonedas para inversores jóvenes (o de cualquier edad) que quieren revalorizar el dinero que han conseguido reunir pero que carecen de un gran capital inicial. O que sí lo tienen, pero prefieren diversificarlo repartiéndolo en partidas más pequeños y reduciendo así el riesgo.
La opción clásica de los depósitos bancarios a plazo fijo es especialmente idónea para los más conservadores y alérgicos a todo peligro ya que está respaldada por el Fondo de Garantía de Depósitos. Adolece, eso sí, de dos carencias relevantes. La primera es que, salvo excepciones, el umbral mínimo que exigen los bancos está en la horquilla de los 5.000 a 10.000 euros. La segunda radica en los bajos tipos de interés. La rentabilidad rara vez supera el 1,5 % TAE y en la mayoría de la oferta se queda por debajo del 0,60%, con un plazo temporal además muy limitado.
Cada vez están más extendidos en España los denominados robo-advisors, una modalidad procedente de los países anglosajones. Son gestores automatizados de carteras de inversión que utilizan algoritmos para decidir cuándo y dónde se invierten las cantidades depositadas por los usuarios. Suelen nutrirse de fondos indexados de bajo coste. Son una opción interesante y a tener en cuenta que se va perfeccionando. Existen no obstante dudas sobre cómo algunos de ellos cuantifican la tolerancia al riesgo de los inversores: se basan en un cuestionario, tienden a sobreponderar criterios como la edad y excluyen otros factores externos. La aportación mínima requerida está establecida entre los 150 y los 3.000 euros y, casi siempre, se cobra una comisión a los usuarios.
Plataformas de equity crowdfunding: Fundeen
En la búsqueda de productos con un buen equilibrio entre rentabilidad y riesgo emergen como alternativa las plataformas de financiación colectiva, crowdfunding, como la nuestra. Desde Fundeen nos dedicamos a canalizar la inversión en iniciativas de energías renovables como parques fotovoltaicos.
El mínimo para participar en nuestros proyectos es de 500 euros, una cantidad que democratiza el acceso a un mercado que hasta nuestra irrupción era coto exclusivo de grandes fortunas y fondos o macrocompañías. No cobramos comisión alguna al inversor.
La modalidad con la que venimos trabajando hasta ahora es el equity crowdfunding: los inversores adquieren a cambio de su aportación una participación o acción en la sociedad que gestiona las instalaciones y, por tanto, pueden beneficiarse de sus beneficios en forma de dividendos o/y plusvalías. Depende de cada caso, pero la rentabilidad media estimada anual esta en el rango del 6,21%-7,47% TAE anual.
Nos basamos, por tanto, en activos tangibles y reales, que están descorrelacionados de los mercados financieros y son más estables y predecibles en el tiempo. Además, hablamos de uno de los sectores con más potencial de crecimiento de la economía mundial, donde cada vez se mueve más dinero en favor de la transición energética.
Somos además una inversión ética. A nuestros usuarios no solamente les mueve el legítimo interés por mejorar su economía, sino que saben que con esa decisión están contribuyendo a mejorar el medio ambiente. El camino para que el mundo sea más habitable para todos también pasa por la cartera.
Autorizados por la CNMV
En Fundeen estamos supervisados y autorizados por la CNMV lo que supone toda una garantía de seguridad. Siempre recordamos que cualquier inversión implica riesgos. Nos gusta ser muy transparentes en las explicaciones y la comunicación con los usuarios porque sabemos que tu dinero es muy importante y quieres saber hasta el último detalle de lo que va a ocurrir. En nuestro Centro de Ayuda encontrarás soluciones a muchas de las dudas que te puedan surgir pero, si tienes más preguntas, no dudes en plantearlas. Nuestro trabajo es resolverla.
También te damos acceso a una completa documentación sobre cada proyecto y, si te animas a participar en alguno, en nuestra app podrás hacer un completo seguimiento de tus inversiones. Nuestro equipo y nuestra tecnología siempre están dispuestos a orientarte en el proceso.
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